LA EDUCACIÓN FINANCIERA, LA BASE DE TODA UNA SOCIEDAD

Uno de los factores que la sociedad misma tiene en cuenta para gozar de una mejor calidad de vida es mediante sus finanzas. Aquellas, que de acuerdo con Ponce, Morejón, Salazar y Baque (2019) afirman que son: “la parte de la economía que se encarga de la gestión y la optimización de los flujos de dinero relacionados con las inversiones, la financiación, la entrada por los cobros y la salida por los pagos” (p.11). Lo cual, nos demuestra que las finanzas hacen parte de nuestro diario vivir, son la base y el sostén de una empresa, y de cada persona en su devenir social.

Por tanto, este tema ha pasado a ser bastante relevante en la actualidad. Incluso, se incluye dentro del programa de las Naciones Unidas por el desarrollo en el primer y cuarto Objetivo Sostenible de la ONU. Puesto que, mediante la educación financiera se logra reducir la pobreza, impulsar la prosperidad y de igual manera, garantizar una educación de calidad, inclusiva y equitativa que busca promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos enfocado en el mundo financiero.

Con ello, es que la educación financiera se comprende como una capacidad cognitiva relacionada a los conceptos básicos sobre la administración y el desarrollo de las finanzas que ayuda a reducir la desigualdad, pobreza e inequidad en una sociedad. Además, de acuerdo con la investigadora del Instituto de Innovación Social de Esade, Liliana Arroyo, se destaca que la educación financiera “ayuda a generar dinero, permite tomar mejores decisiones y calibrar mejor los riesgos”.

Ciertamente, un planteamiento válido ya que este factor resulta ser clave para “el acceso a servicios financieros, facilita la vida cotidiana y ayuda a las familias a planificar todo, desde los objetivos a largo plazo hasta las emergencias imprevistas. Es más probable que, en calidad de titulares de cuentas, las personas usen otros servicios financieros, como créditos y seguros, para iniciar y desarrollar negocios, invertir en educación o salud, gestionar riesgos y sortear crisis financieras, todo lo cual puede mejorar su calidad general de vida” Tal cual, como lo afirma el Banco Mundial de desarrollo.

Es así como la educación financiera en los últimos años se está convirtiendo en una prioridad para las autoridades, los órganos encargados de las reglamentaciones y los organismos de desarrollo a nivel mundial, que está presente en 7 de los 17 Objetivos Sostenibles de la ONU, hasta fue reconocida como un tema de suma importancia que deben promover los Estados según G-20, una cumbre internacional donde se discutieron medidas dirigidas a combatir la crisis financiera mundial.

Ahora bien, como ya se ha mencionado anteriormente la educación financiera resulta ser un recurso clave que ayuda a reducir la pobreza, aquella que con la pandemia del Covid-19 ha aumentado en los últimos dos años en Colombia. Según el DANE, Departamento Administrativo Nacional de Estadística durante el 2020 3,6 millones de personas ingresaron a la condición de pobreza y 2,78 millones a la condición de pobreza extrema. Cifras críticas que representan las afectaciones financieras que la sociedad colombiana ha presentado, teniendo en cuenta, que son más de 21,02 millones de personas las que subsisten y se sostienen con menos de $331.688 pesos mensuales, un monto que, según el Dane, es la línea de pobreza en Colombia.

Conforme a ello, es que el Director del DANE, Juan David Oviedo explicó que el choque de la pandemia representó el aumento en la pobreza, principalmente en zonas urbanas del país que estaría explicado, entre otras cosas, por las cuarentenas estrictas y las mayores cifras de desempleo que se han registrado en años.

Con base a ello, es que nace CADA PESO CUENTA como una campaña comunicativa que busca contribuir a ese conocimiento en la población colombiana sobre el mundo de las finanzas fundamentado en tres ejes temáticos que son cruciales para el desarrollo de las finanzas personales.